El Fenómeno de El Niño es un patrón climático natural en el océano Pacífico tropical que trae temperaturas de la superficie del mar más cálidas que el promedio y tiene una gran influencia en el clima en todo el mundo, afectando a miles de millones de personas. Estas altas temperaturas que se presentan en promedio cada 5 o 7 años y plantean desafíos significativos para la seguridad alimentaria en Colombia. Con una economía agrícola diversificada y una geografía comprometida por fenómenos extremos, el país enfrenta riesgos crecientes que impactan la disponibilidad y calidad de los alimentos.
Las variaciones climáticas extremas, como sequías prolongadas e inundaciones repentinas, amenazan la producción agrícola y la estabilidad de los sistemas alimentarios colombianos. Los efectos del cambio climático afectan gravemente al acceso a los alimentos, a su disponibilidad, su estabilidad, así como a los hábitos alimentarios, los cuidados y las prácticas de salud de las poblaciones más vulnerables.
El Fenómeno de El Niño reduce o incluso destruye los cultivos de los agricultores y pesa como una amenaza sobre el funcionamiento de los sistemas de producción agrícola porque genera destrucción de cultivos, empobrecimiento del suelo, aumento de los precios de los alimentos, entre otros.
Además, la inestabilidad de las cosechas acentúa la inestabilidad de los precios de los alimentos básicos, lo que genera fluctuaciones de precios que son perjudiciales para los productores y los consumidores. Así, el cambio climático amplifica las amenazas y genera preocupación sobre la resiliencia del país frente a futuros eventos climáticos.
Sin embargo, en medio de estos desafíos, como el Fenómeno del Niño que hoy atravesamos, también surgen oportunidades para la innovación y la colaboración. En Socya, desde nuestra experiencia en la operación de proyectos al lado de grandes aliados de importante incidencia en el desarrollo sostenible de los territorios, sabemos que la promoción de prácticas agrícolas amigables, la diversificación de cultivos y la adopción de tecnologías climáticamente inteligentes pueden fortalecer la resiliencia del sector agrícola y garantizar la seguridad alimentaria para las comunidades colombianas.
Es crucial fomentar la colaboración entre los diversos actores del sistema alimentario y la invitación es trabajar de la mano, desde gobiernos locales hasta organizaciones de la sociedad civil y el sector privado. Juntos podemos desarrollar soluciones efectivas y sostenibles que aborden los desafíos actuales y futuros relacionados con la seguridad alimentaria y el cambio climático.
El futuro de la seguridad alimentaria en Colombia depende de nuestra capacidad para adaptarnos y colaborar en la implementación de medidas que protejan los recursos naturales y promuevan sistemas alimentarios más resilientes y sostenibles para todos los colombianos.