Propuesta de acciones de corto y mediano plazo de cara a la Emergencia Ambiental por disposición de residuos en La Pradera

El pasado 26 de febrero fue declarada la Emergencia Ambiental por parte del Distrito de Medellín para afrontar la crisis sanitaria a la que podría enfrentarse el territorio en las próximas semanas debido a las condiciones y capacidades actuales del relleno sanitario La Pradera. A dicho sitio de disposición final llegan diariamente más de 3.500 toneladas de residuos, procedentes de más de 40 municipios.

Para afrontar la situación se requieren acciones de corto plazo enfocadas a atender la contingencia, así como acciones estructurales con enfoque de economía circular que mantengan dentro del ciclo productivo los materiales y disminuyan significativamente la disposición de residuos en relleno sanitario.

En cuanto a las acciones para atender la contingencia, es prioritario que Emvarias, el Grupo EPM, los entes territoriales locales y regional, las autoridades ambientales, la academia y el ecosistema de ingeniería y consultoría especializada del territorio, entre otros actores, avancen en generar las condiciones técnicas para la disposición segura en el vaso Altaír o en la zona aledaña que han denominado ‘cambio menor’ hasta septiembre de 2024, habilitar nuevamente el vaso clausurado La Música para disponer allí entre octubre y diciembre de 2024, y adecuar el vaso La Piñuela para que pueda estar disponible a partir de enero de 2025.

Los retos técnicos de la disposición de residuos en La Pradera hasta diciembre de 2024 pasan por estabilizar el vaso Altaír, afectado por movimientos de la masa de residuos y colapso sobre el dique sur, y controlar y mitigar los impactos que implica la disposición en la llamada zona ‘cambio menor’ y la reapertura del vaso La Música. En paralelo, se debe avanzar con prontitud y rigor técnico en el proceso licitatorio para la adecuación y puesta en operación del vaso La Piñuela en enero de 2025.

Sin embargo, como se mencionó, son necesarias también acciones estructurales con enfoque de economía circular para incrementar significativamente la vida útil de los sitios de disposición final. Se estima que La Pradera, con la entrada en operación del vaso La Piñuela, podría extender su capacidad por otros 6 o 7 años. Es decir, de no tomar acciones, pronto estaríamos enfrentando el reto de encontrar un nuevo sitio de disposición final, reto no menor por las implicaciones sociales, ambientales y de disponibilidad de suelos técnica y económicamente viables para este uso.

A manera de propuesta, desde Socya planteamos algunas acciones que pueden tener un impacto significativo para lograr la transición del modelo de economía lineal predominante en el territorio (producir – consumir – desechar) a un modelo de economía circular, que mantenga dentro del ciclo productivo el mayor tiempo posible los flujos de materiales, agua y energía, disminuya la presión sobre los recursos naturales y reduzca la disposición de residuos en relleno sanitario.

Las acciones estructurales propuestas son de diversa índole (tarifaria, financiera, ordenamiento territorial, ciencia, tecnología e innovación, entre otras) y se constituyen en elementos clave a ser considerados por los entes territoriales y las autoridades ambientales que avanzan actualmente en la formulación de sus respectivos Planes de Desarrollo y de Acción Cuatrianual. Las acciones que desde Socya ponemos sobre la mesa para consideración, análisis y discusión son las siguientes:

  1. Incremento de la tarifa de recolección, transporte y disposición de residuos, internalizando las externalidades ambientales, de tal forma que se favorezca la competitividad de soluciones de economía circular y se desincentive la disposición final en relleno sanitario.
  2. Implementación de la ordenanza Basura Cero formulada en 2016 para el Departamento de Antioquia, promoviendo a nivel de los municipios la separación en la fuente, la recolección selectiva, el reciclaje y la transformación de residuos orgánicos en biogás y compost con certificado ICA de uso en cultivos locales.
  3. Promoción de zonas de simbiosis industrial y sinergia urbano – industrial, instalaciones de recuperación de materiales, plantas de transformación de residuos en recursos derivados y productos valorizados, parques ecoindustriales y centros de innovación, diseño y tecnología para la circularidad y la regeneratividad.
  4. Incentivo a los sistemas de logística reversa y las herramientas de soporte digital que faciliten la preservación del valor de los materiales.
  5. Revisión de los instrumentos de ordenamiento territorial (que muchos se deben hacer en este periodo) y de planificación y diseño urbano, incorporando determinantes regenerativos, circulares y climáticos.
  6. Promoción de esquemas asociativos municipales con objetivos de economía regenerativa y circular y gestión de residuos.
  7. Promoción de sistemas de producción regenerativa en los sectores agroalimentario, minero, energético, turismo e infraestructura y de producción circular en los sectores de la moda, plásticos y construcción.
  8. Incentivo la adopción de la norma guía ISO 59000 de economía circular a nivel empresarial, y establecimiento de un esquema de reconocimiento público anual a la gestión de las empresas con desempeño relevante verificable mediante el seguimiento a indicadores claves.
  9. Promoción de la transferencia de tecnología para la regeneratividad y la circularidad, mediante líneas de créditos respaldadas con apalancamiento de cooperación tecnológica y financiera y banca de inversión.
  10. Programa de suficiencia de recursos, cierre de ciclos de materiales y optimización de flujos energéticos en las entidades del conglomerado público.
  11. Incorporación de criterios regenerativos y circulares en el diseño, construcción y operación de la infraestructura de servicios públicos (agua, saneamiento hídrico, electricidad, gas, telecomunicaciones), educación, transporte y espacio público.
  12. Incorporación de referentes de regeneratividad y circularidad establecidos en la Política de Crecimiento Verde, la Emergencia Climática y la Agenda 2040.

Desde Socya estamos convencidos que la crisis actual en materia de residuos se constituye en un catalizador para abordar de manera definitiva la transición hacia la economía circular en el territorio. Convocamos al trabajo mancomunado entre los diferentes actores públicos y privados para la construcción colectiva de las soluciones que exige la atención de la contingencia y las transformaciones estructurales necesarias para la sostenibilidad y competitividad del territorio.

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